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El precio de la factura de la luz no deja de ser noticia día tras día, marcando máximos históricos y no son pocas las familias que tienen que plantearse ahorrar en este aspecto teniendo que cambiar en muchos casos la manera de comportarse en casa.

Mantener las luces encendidas más de lo imprescindible se ha convertido en un lujo que muchos no pueden permitirse, por lo que resulta primordial indagar en posibles acciones a implementar con el fin de que la factura eléctrica sea un poco menos onerosa.

Apagar las luces al abandonar una estancia o evitar mantener encendida la lámpara del rincón más acogedor del salón no son las únicas opciones con las que contar a la hora de abaratar la temida factura mensual. El hecho de mantener los electrodomésticos conectados a la red aun cuando no se estén utilizando es una práctica muy extendida, lo que hace que se incremente el coste de la electricidad en cualquier vivienda.

Según un estudio publicado en el año 2019, el “consumo fantasma” podría llegar a incrementar el precio de la luz en hasta cinco euros al mes. Por tanto, ahora que se ha disparado considerablemente el coste de la electricidad, mantener ciertos electrodomésticos conectados en stand by encarece la factura más aún.

En dicho estudio se establecía que un televisor de 34 pulgadas puede llegar a consumir hasta 53 kilovatios por hora al año al quedar siempre enchufado. Lo mismo ocurre con los cargadores de móviles, que consumen casi lo mismo cuando realizan su función que cuando simplemente permanecen conectados, y así se podría seguir con un largo etcétera de dispositivos domésticos que continúan gastando energía sin ser utilizados.

Entre los principales electrodomésticos que se pueden desconectar para disminuir el importe de la factura eléctrica se encuentran las neveras, los microondas, los lavavajillas, las lavadoras y las secadoras. Sin embargo, existe un problema con estos aparatos, ya que la mayor parte de las veces se trata de electrodomésticos grandes que tienen el enchufe en la parte posterior. El inconveniente que supone moverlos implica que se renuncie a poner en marcha esta acción, que supondría en muchos casos un importante menor gasto energético.

En el Centro de Ahorro al Consumidor conseguimos este año a pesar

A pesar de todo, se debería hacer este esfuerzo al menos durante los periodos en los que no se vayan a utilizar a diario, como por ejemplo en vacaciones. Por otra parte, desconectar lavavajillas y lavadoras no solo contribuye a un mayor ahorro, si no que se trata de una forma segura de evitar fugas, roturas y, al dejarlos abiertos durante un tiempo, malos olores, además de permitir que desaparezca la humedad.

En la medida de lo posible se podría establecer una rutina en la que se deje apagado el gas, y el agua, así como los electrodomésticos desenchufados. Lo ideal sería hacerlo cada noche, al menos con algunos, porque se puede llegar a ahorrar hasta un 7% del total de la factura mensual de media

Fuente: La Vanguardia